Sartenes y ollas que rebosan grasa, cocineros sin gorros ni redecillas y alimentos en mal estado. Son las condiciones en las que se encontraba un restaurante chino en Usera que la Policía Municipal clausuraba hace dos semanas y que ha vuelto a abrir sus puertas.
El establecimiento fue bautizado como el más mugriento, tenía las salidas de emergencia tapiadas, las tuberías chorreaban grasa cerca de los alimentos y los mariscos eran procedentes de canales clandestinos. De inmediato, se decretó el cese de la actividad.
En definitiva, se enfrentan a multas de hasta 60.000 euros. Al parecer, se trata del cuarto restaurante precintado por la Policía Municipal de Madrid en el distrito por deficiencias en lo que va de año.
Sin lugar a dudas, los vecinos no dan crédito a lo que había dentro del establecimiento. "Mal, ¿cómo nos va a parecer? Como nos parece mal que estén abiertos otros muchos que han hecho inspecciones y porque no hacen más. La verdad es que para que haya dos o tres que están normal, los demás dan pena verlos".
Tras las declaraciones de los residentes, decidimos comprar algo de comida y, minutos más tarde, intentamos comprobar el estado actual del restaurante. No logramos acceder al interior de las cocinas, pero según aseguran sus trabajadores ya han subsanado las incidencias.