Los alumnos españoles pasan el 84% del tiempo en clase, cinco de cada seis horas, en unas condiciones inadecuadas de temperatura ambiente, humedad relativa y niveles de concentración de CO2.
A esto se añade que la falta de ventilación aumente el CO2 y con él la cantidad de aerosoles en el ambiente, una de las fuentes de contagio de la COVID, especialmente en espacios cerrados.
Javier Pérez Soriano es profesor de química en Málaga y ha hecho un experimento en el que parece claro que si no se ventilan bien los espacios, el peligro de contagio a través de aerosoles se dispara.
Pérez Soriano realizó su test durante dos días seguidos, midiendo la concentración de CO2 en el aula de manera constante y en diferentes condiciones de ventilación.
Lo que plantea este estudio es que la mejor opción sería tener las ventanas siempre abiertas, pero con la llegada del frío eso va a ser prácticamente imposible. La recomendación es tenerlas semi-abiertas, cuatro dedos (unos 8 centímetros) y ventilar entre clase y clase 15 minutos.
En los lugares de mucho frío que obligue a mantener las ventanas cerradas, se deberían instalar sistemas de ventilación HEPA, que recircula el aire a través del filtro atrapando los aerosoles. Y entre clase y clase ventilar los 15 min y en la hora del recreo abrir bien ventanas y puertas.