El Retiro, el rey de los parques madrileños, está lleno de tesoros. Entre ellos, sus árboles, casi 20.000. Ahora, en primavera, la Asociación de Amigos de los Jardines del Buen Retiro los muestra en una ruta, sin lugar a dudas, muy interesante.
La Asociación de Amigos de los Jardines del Buen Retiro en su deseo de que se conozca el parque y divulgarlo realiza diferentes recorridos. "Solemos hacer rutas en las que se combina la historia el conocimiento de todo el contenido histórico que tiene el Retiro como el de sus árboles", nos cuenta Eusebio.
Eusebio, miembro de la asociación, ha sido el encargado de darnos a conocer las joyas del parque. "Desde muy niño yo iba con mi padre al campo y se sabía muchos nombres comunes. Aquello posiblemente fue generando en mí esta vocación. Ahora quiero devolver lo que yo he recibido".
En el recorrido hemos conocido el Castaño de Indias, un árbol que cuenta con el mayor número de ejemplares en el parque. Las flores hacen su aparición entre los meses de abril y mayo, creando erectos ramilletes blancos, y en junio dan paso a los frutos, que maduran hasta noviembre.
El Ciprés Calvo del Estanque del Palacio de Cristal está catalogado con protección dentro de los árboles singulares de la Comunidad de Madrid y está integrado en el Paisaje de la Luz, un paisaje cultural declarado Patrimonio de la Humanidad el pasado 2021. Actualmente, once de estos árboles viven en sus aguas y ahora están recién brotados.
Asimismo, el tejo es considerado parte de los árboles singulares del Buen Retiro. Se trata de un árbol de gran porte, con tres pies y una copa ancha y frondosa, ubicado en el lateral del Palacio de Velázquez. "Hay un término conocido que es el de 'tirar los tejos'. Resulta que la cultura celta, donde este árbol se considera sagrado, las señoras para decirle a un señor que estaban enamoradas de él, que les gustaba, cogían ramillas del tejo y se las arrojaban. De eso viene el 'tirar los tejos'".
Pero eso no lo es todo, el Parque de El Retiro cuenta con el árbol más antiguo de Madrid. Un olivo de seis siglos de vida llegado desde Carabaña y que ha sido replantado en el parque. Tiene, nada más y nada menos que, 627 años y está situado cerca de la Plaza del Ángel Caído.