Las redes sociales son un gran escaparate para aquellos que quieren ganar un dinero con un supuesto negocio de restauración, pero nunca tienen un local físico. Un equipo de Madrid Directo descubre si es fácil llegar a ellos. Con escribir comida para recoger en Madrid es suficiente para encontrar múltiples anuncios fraudulentos.
Localizamos uno en Lavapiés y hacemos un pedido. Nos dicen que solo tienen servicio a domicilio, pero cuando le mencionamos que hemos leído en qué dirección hacen las entregas, preguntamos si nos permiten recogerlo. A lo que nos responden: "Sí, aquí lo puedes recoger, pero no puedes subir. No puedes entrar en el establecimiento. La dueña no deja pasar".
No nos dejan pasar en su supuesto local, pero tienen la solución para conseguir nuestra comida. "Tú tocas el timbre, espera abajo y, en un minuto, te la bajamos". Una vez hecho el pedido, nos vamos a la dirección donde nos han citado.
Una vez allí, nos recibe una persona distinta a la que hemos hablado por teléfono. Comprobamos que no cuentan con un local para hacer la comida y uno de los empleados nos dice que lo cocinan en un piso, aunque sin querer darnos detalles, poniéndose nervioso y mirando a su alrededor.
Tras revelar nuestra identidad y declarar que están llevando a cabo una actividad ilegal, ya que no pueden hacer esto sin licencia, nos quitan el pedido de las manos y nos cierran la puerta sin querer dar ningún tipo de explicación.
Patricia Mota, Responsable de Calidad y Seguridad Alimentaria de Hostelería en Madrid, nos explica por qué es ilegal cocinar y comercializar con esta comida que aparecen, sobre todos, en las aplicaciones, y sobre la competencia desleal que les supone la existencia de este tipo de negocios ilegales y el riego alimenticio para el cliente.
Todo tipo de restaurante de comida deben contar con permisos y licencias sanitarias, que son imposible de conceder en un domicilio particular de las características de un piso. Asimismo, lo que consumimos no cuenta con las revisiones pertinentes de sanidad.
Patricia nos cuenta que afortunadamente tanto para ellos como para los consumidores, este tipo de actividad no representa al sector de la hostelería y se toma bastante en serio, ya que no es responsable. "En ningún caso se permite que en una vivienda se cocine para vender a terceros".