La Real Biblioteca del Palacio Real es un tesoro nacional no apto para todos los públicos. Cuenta con más de 300.000 libros, entre otras cosas, como manuscritos incunables, colecciones de fotografías históricas, grabados, dibujos y mucho más.
Tan solo han digitalizado las piezas únicas. En su interior cuentan con un antiguo fichero manual al que han tenido que recurrir en alguna que otra ocasión cuando han caído las líneas. También descubrimos sitios ocultos que, antiguamente, servían para "encerrar a los niños malos y para aprovechar, sobre todo, los espacios muertos que quedaban en la biblioteca".
Este espacio se trataba de una biblioteca privada de la realeza. Fue a partir de finales del siglo XIX cuando empieza a abrirse a la investigación. Desde 1992 ya los investigadores contemporáneos tienen acceso a esta sala de investigaciones que tiene más de 20 estancias.
En su interior cuenta con numerosas reliquias, como el cuaderno de ejercicios de Carlos III, que está escrito en latín y marca el 22 de junio del año 1726. Para que en aquel entonces no pasaran frío se les ofrecía una copa de vino para que entrasen en calor.
La Biblioteca Particular de los reyes siguió creciendo y desplazándose con sus propietarios durante los años que duró la construcción del nuevo palacio tras el incendio del Alcázar de los Austrias en 1734.
Los inventarios conservados de época de Carlos III revelan el predominio del libro impreso en la biblioteca si bien se debe a la iniciativa de este monarca la incorporación a la Real Biblioteca de la colección de manuscritos de lenguas de América reunidos por don Celestino Mutis en 1787.
La última sala que añadieron a la biblioteca cuenta con una escalera oculta que les permitía a los monarcas salir de manera desapercibida, es decir, de incógnito. La Real Biblioteca es otro de los intentos del Patrimonio Nacional para crear una biblioteca digital para que las imágenes de los libros estén accesibles también por Internet. "Las cosas de palacio van despacio".