Llega el verano y con él la temida exposición al sol. A pesar de que la exposición solar tiene grandes beneficios para nuestra salud como puede ser regular nuestro sistema nervioso o la producción de vitamina D, tan necesaria para nuestro organismo, conviene tomar precauciones –especialmente durante la época estival-, a la hora de exponernos.
En Madrid mejora tu vida, consultamos a Virginia Sánchez, jefa de Dermatología del Hospital Universitario HM Sanchinarro, acerca de esta cuestión y las consecuencias de una mala exposición solar.
Clasificación de los fototipos
La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y por ende, el que recibe a los agentes externos como la contaminación o la radiación solar. Esta última es especialmente peligrosa para nuestra salud si se produce durante largos periodos de tiempo, máxime si tenemos en cuenta que, actualmente, una piel bronceada se toma como un signo de belleza.
Para protegerse de esa radiación nuestra piel lleva a cabo dos procesos: absorción o desviación. De la absorción se encarga principalmente la melanina. El sol estimula la producción de esta hormona que lo absorbe y como resultado de ello, nuestra piel se broncea. De la desviación se encargan normalmente el vello corporal o el manto de grasa.
Precisamente, el bronceado varía de unas personas a otras dependiendo del fototipo de nuestra piel. Para determinar de qué tipo de piel se trata, los dermatólogos emplean la denominada escala de Fitzpatrick.
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Fototipo I. Se caracteriza por tener una piel muy clara, cabello rubio o pelirrojo y ojos claros. Esta piel nunca se broncea y se quema con mucha facilidad.
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Fototipo II. Es, al igual que la primera una piel muy clara, el cabello es rubio y los ojos son claros. Se broncea muy poco y también se quema con mucha facilidad.
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Fototipo III. La piel es clara, aunque se broncea moderamente. El cabello puede ser rubio oscuro o castellano claro y el color de ojos varía. Este fototipo tiende a quemarse moderamente.
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Fototipo IV. Se caracteriza por tener una piel color oliva o moreno claro. El color de ojos puede variar, aunque predominan los marrones y el cabello suele ser castaño. Esta piel se broncea muy fácilmente y apenas se quema.
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Fototipo V. Pieles morenas, de cabello y ojos oscuros. Se broncean enseguida y apenas se queman.
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Fototipo VII. Pieles negras, cabello y ojos oscuros. Este es el único fototipo que nunca se quema y se broncea con más facilidad que ninguno.