Una sentencia del Tribunal Supremo confirmando el despido procedente de un trabajador tras una cena de Navidad ha motivado un informe de Legálitas, en el que nos aclaran que comportamientos pueden provocar el despido. En el caso aludido, el trabajador golpeó a algunos de sus compañeros, lo que llevó a una investigación de la empresa en la que corroboró que ya había demostrado una conducta agresiva anteriormente.
Tal y como nos ha contado, Susana Rodríguez, abogada laboralista de Legálitas, en muchas ocasiones el despido no viene tan motivado por el comportamiento en la cena sino por las consecuencias a posteriori de esa actuación. Un buen ejemplo, nos lo ha aportado Jonatan Ruipérez, orientador de Inserta Empleo Fundación Once, que vivió en una cena como un compañero protagonizaba un desnudo integral. Ese trabajador fue despedido, no solo por su comportamiento en la cena sino por la imagen que tuvieron de él, a partir de ese momento, el resto de trabajadores. Y es que, Susana Rodríguez, nos ha comentado que indudablemente, al ser el despido la mayor sanción dentro del derecho laboral, tiene que producirse por una falta muy grave pero que igualmente, una empresa puede despedirte porque no le guste tu conducta, más allá de que después pueda ser considerado procedente o improcedente.
También se debe tener especial cuidado con la toma de imágenes o fotografías, con los comentarios e incluso con las relaciones amorosas que puedan surgir en las cenas navideñas, puesto que hay muchas empresas en cuya política no están admitidas las relaciones entre trabajadores destinados en un mismo centro de trabajo.
También nuestros oyentes nos han aportado su experiencia en estas cenas. Ana nos ha contado que fue comida y tras algunas copas, terminaron haciendo cena y que mientras que los trabajadores habituales tenían idea de comer unas hamburguesas, uno de los compañeros desconocidos les invitó a un restaurante de postín donde terminaron comiendo jamón de bellota, entre otras cosas. Una historia similar nos ha comentado María, tras la fiesta oficial y las primeras copas, uno de los compañeros más mayores y trajeados la invitó a seguir la fiesta en los locales de copas de Madrid e incluso, la llegó a firmar un papel en blanco otorgándola todo tipo de privilegios en la empresa. Ella desconocía que el compañero en realidad era el director general en España de la multinacional en la que trabajaba. María, por cierto, nunca ejerció ese derecho.
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