La última noche del año es especial pero eso no evita que los que trabajen durante la misma deban tener un comportamiento adecuado porque de lo contrario pueden ser despedidos. Eso si, no se debe generalizar, hay comportamientos inadecuados que únicamente acarrean una sanción y otros, que provocan el despido.
Para ser despedido no solo debes incumplir tus tareas sino hacerlo con dos agravantes: el primero es la culpabilidad y el segundo la gravedad. En el caso de ésta, se valora no solo el propio hecho sino las consecuencias que tiene.
Hay varios ejemplos, como nos ha explicado el abogado laboralista, Pere Vidal. Fueron considerados despidos procedentes, el caso de una trabajadora de una residencia de ancianos que llegó a trabajar bajo los efectos del alcohol aunque ese no fue el mayor problema, lo más grave fue que obligó a bailar a los usuarios de la residencia, no cumplió con las tareas de limpieza que tenía asignadas y por último, abandonó el puesto de trabajo antes de su hora. También fueron despedidos de manera procedentes dos trabajadores de una fábrica que abandonaron su puesto de trabajo para marcharse al bar, con tan mala suerte de que en el mismo se encontraron a su jefe. O un último ejemplo de despido procedente, el de un recepcionista que llegó con 3 horas de retraso al hotel y éste tuvo que permanecer cerrado, con los clientes esperando a la intemperie.
Caso distinto fue el de una dependienta de una boutique que fue despedida por utilizar uno de los vestidos de la tienda y descubierta por los jefes a través de las redes sociales. En este caso el despido fue improcedente porque se valoró que el perjuicio causado no era tan grave.
Lo que también ha dejado claro Pere Vidal es que el trabajador despedido de manera procedente o improcedente tiene derecho a paro.
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