La lavanda es el símbolo de la Provenza francesa y su mayor atractivo turístico, por eso no es de extrañar que se encuentre aquí el 'Museo de la Lavanda'.
Concretamente se ubica en Coustellet, una pequeña aldea de la Provenza y fue creado en 1991 por la familia Lincelé que se dedican a su cultivo desde hace cinco generaciones.
El suelo de la zona y el sol hace que sea el lugar idóneo para que la lavanda sea tan abundante y, por eso, es habitual encontrarla en postres o cosméticos.
La lavanda tiene múltiples propiedades como aliviar el dolor de cabeza, es repelente de insectos y hasta ayuda a dormir por la noche.
¿Quién no ha probado el helado de lavanda al visitar Francia? Un sabor muy demandado por los turísticas y que puede degustar en la terraza del propio museo cuya entrada cuesta 8 euros.
Los perfumes también suelen tener variedades con aroma a lavanda, por su frescor.