Cada semana un reportero del programa viaja a otras ciudades del mundo para ver cómo viven los madrileños fuera de nuestro país. ¿Te animas a venir con nosotros a conocer madrileños por el mundo?
Viajamos a 1.373 kilómetros de Madrid para descubrir la segunda ciudad más poblada de Suiza y que está rodeada por las montañas de los Alpes y el Jura, ¡Ginebra!
El 40% de la población de Ginebra es extranjera y algunos de ellos son nuestros madrileños que nos han guiado en la visita a una de las capitales financieras más importantes de Europa.
Arrancamos nuestro viaje en la unión de los dos ríos que atraviesan este destino, el río Ródano y el río Arve y por donde atraviesa el famoso puente de Mont-Blanc.
Muy cerquita de aquí visitamos una chocolatería que bien podría hacerse pasar por una joyería por el lujo que encontramos en ella, con todos los detalles delicadamente cuidados y que ofrece algunas especialidades de este manjar suizo.
Y de un producto típico suizo a otro como es el queso, especialmente el gruyer, con denominación de origen.
De nuevo en la calle descubrimos muchas cosas curiosas como el árbol que predice la llegada de la primavera y nos sentamos en el banco más largo de mundo con 180 tablas y que fue construido en 1767.
¿Sabías que hay un hotel de Ginebra que aparece en uno de los cómics de Tintín? Se trata del 'Hotel Cornavin' que han habilitado una habitación específicamente para los seguidores del famoso reportero, aunque es una de las más pequeñas del alojamiento.
Nos dirigimos ahora a conocer la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra gracias a nuestra madrileña Itziar que trabaja aquí como traductora.
Seguimos de ruta hasta llegar al símbolo de la ciudad, la fuente Jet d'Eau con un chorro que lanza 500 litros de agua por minuto a 200 kilómetros por hora.
Ginebra es la capital de los relojes y no de unos relojes cualquiera, sino de auténticas obras de arte que no están al alcance de todos los bolsillos y que se exportan a muchas partes del mundo.
En Madrileños por el mundo hemos visitado una de estas fábricas, Raymond Weil, una auténtica empresa familiar suiza con sede en Ginebra desde 1976 que se dedica a la fabricación de relojes de lujo.