La catedral gótica de Reims comenzó a construirse en 1211, y es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Fue destruida parcialmente por los bombardeos de la Segunda Guerra, y completamente reconstruida. Junto a ella se encuentra el palacio de Tau, la residencia de los arzobispos, y que ahora funciona como un museo. Allí se encuentran objetos invaluables, como el talismán de Carlomagno, una joya del siglo IX, y otras reliquias de una de las tradiciones distintivas de la catedral: la coronación real. Treinta y tres soberanos franceses fueron coronados allí, donde también se celebró la ceremonia de la reconciliación de Alemania y Francia después de la Segunda Guerra Mundial.