Guatemala es un país conocido por su actividad volcánica, y no podemos visitarlo sin conocer sus volcanes. Hemos cruzado en barca el Lago Atitlán, situado en un enorme cráter volcánico, para después ascender al volcán Pacaya, uno de los más activos de la región.
Lo hacemos a lomos de caballos y con guía, requisito indispensable para visitar el volcán. Y tenemos la oportunidad de acceder a la colada de una erupción ocurrida hace seis meses. Tocamos las piedras de lava que están nada menos que a 40 grados, a pesar del tiempo transcurrido. A cuatro metros bajo nuestros pies, todavía hay lava incandescente.