Atenas es muy conocida por su Acrópolis donde se encuentran las ruinas de algunos de los edificios más representativos de la época clásica de Grecia como el Partenón, los Propileos o el Templo de Atenea Niké.
Pero aquí también está el estadio olímpico donde se celebraron las primera olimpiadas modernas de la historia.
Los Juegos Olímpicos dejaron de existir a finales del Imperio Romano debido a que su emperador cristiano, los consideraba paganos porque no podía permitir que continuaran unos juegos que estaban hechos en honor a Zeus por lo que se prohibieron hasta 1896 que se volvieron a poner en marcha.
Y este lugar en Atenas fue el que acogió esas primeras olimpiadas modernas, aunque no volvió a ser sede de los juegos hasta 2004.
Lo que más llama la atención de esta construcción, son sus clásicas gradas de piedra que recuerdan mucho a los antiguos Juegos Olímpicos y que se alejan por completo de otros grandes estadios modernos que hay actualmente para celebrar este tipo de eventos.
Y en las entrañas de esta construcción se encuentra un gran museo olímpico al que se accede a través de un gran túnel de piedra, y donde se conservan las diferentes antorchas utilizadas en los juegos de todos los años y cada una con un diseño completamente distinto, aunque la que sí que reconocemos a la perfección es la empleada en 1992 en los Juegos Olímpicos de Barcelona.
La entrada a este museo cuesta 6 euros y merece la pena verlo para recorrer este trocito de historia deportiva.