Los animales nos encantan y los más indefensos nos despiertan simpatías. Cuanto amor puede tenerle una persona a un periquito.
Nuestra debilidad son los perretes, incapaces de separarse de nosotros. Algunos están mucho mejor educados que los adultos.
Con algunas imágenes se nos va a encoger el corazón. Recordamos la labor de los voluntarios y la terapia que hacen en una residencia de ancianos con los perros. Sólo con tocarlos, han recuperado la sonrisa.