Adultos que se hacen pasar por menores de edad a través de redes sociales o juegos online para después acosarles sexualmente o chantajearles. Este es un delito conocido como 'grooming' y cada vez está más extendido.
Solo en el año pasado, la Fundación ANAR atendió más de 500 llamadas de jóvenes, víctimas de este tipo de acoso.
Se conectan a las redes sociales, comienzan a jugar online y empiezan a llegarles mensajes en los que intentan sacar a los jóvenes información acerca de quiénes son, de dónde, de cuál es su día a día…
El acosador es amable, paciente, sabe escuchar y hace sentir especial al adolescente, precisamente un momento de la vida en el que las inseguridades les dominan. En ocasiones, incluso se hacen pasar por policías.
Es entonces cuando llegan a pedirles fotografías personales en las que, en muchos casos, aparecen desnudos o les pueden comprometer.
Una vez que el menor ha caído, llega la extorsión: les chantajean con difundir las imágenes o mandarlas a la familia de la víctima. Al menor le da vergüenza y miedo contarlo, por lo que no puede pedir ayuda.
La Fundación ANAR denuncia lo fácil que es caer en el ‘grooming’ y el ‘sexting’ a través de las redes sociales para concienciar sobre este delito.