El bocata de calamares es un clásico de la gastronomía madrileña. Una exquisitez que traspasa fronteras y no hay turista que venga a Madrid que se vaya sin probar este símbolo madrileño.
En este sentido, un restaurante se lleva la palma. Se trata de El Brillante, que despacha al año unos 200.000 bocatas de calamares, sin contar raciones.
Tantos que se los traen del Pacífico directamente. Y una curiosidad, Su rebozado lo hacen con harina de garbanzos.
Su dueños nos cuenta que piensan ampliar el negocio.