El exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha explicado este lunes que su interlocución directa con Bankia se limitó a "dos cositas" ya que era el equipo de supervisión el que velaba por que la entidad cumpliera con la norma, y ha afirmado que su mayor interés era que la salida a Bolsa "tuviera éxito".
En calidad de testigo, Fernández Ordóñez, ha asegurado que desconocía los correos que el inspector José Antonio Casaus remitió a sus superiores, cuyo contenido "acertó por casualidad" con los problemas de viabilidad pero no con las razones. "Es como si me dicen que usted se va a morir a la salida por una teja, y luego sale y le atropella un coche. ¿Muere? Sí, pero no por ese motivo", ha ilustrado a la Fiscalía Anticorrupción, a la que ha indicado que los jefes de inspección hicieron bien en no trasladarle la opinión.
Ante la sección cuarta de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Fernández Ordóñez ha querido matizar a los acusados que el Banco de España no dice a las entidades cómo deben ejecutar la gestión, sino que "sólo detecta lo que usted no debe hacer". De ahí que sólo tuviera que hacer frente a "dos cositas" relacionadas con Bankia, como fue la reunión con el expresidente de Bancaja José Luis Olivas, reticente a su fusión con Caja Madrid, para instarle a formar parte del proyecto, y dar luz verde a la integración de las siete cajas.
También se ha pronunciado sobre el origen del grupo financiero y ha avalado la forma en la que las entidades cerraron las cuentas de 2010, la cual fue analizada por los departamentos de supervisión, regulación y contable. "Haber dado estados de cada una de las cajas hubiera sido malo para el mercado, no se habría ofrecido la imagen real", ha indicado Ordóñez, que ha añadido que el valor del patrimonio hubiese sido el mismo de haber cargado las dotaciones contra resultados, en vez de contra reservas como se hizo.
El exgobernador ha incidido en la importancia de salvar la salida a Bolsa de Bankia para cumplir con las nuevas exigencias de capitalización, una operación "interesante que cumplía la ley".
Ha aseverado que no le interesó "especialmente" el fuerte descuento del precio de salida, que "no sólo no hace daño a los accionistas sino que les favorece", puesto que cuanto más pusieran éstos "no engañados, menos dinero tiene que poner el contribuyente".
Asimismo, se ha desmarcado de la información del folleto al tratarse de un tema "de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aunque, según me dicen, también lo hicieron muy bien".
Como hicieran los exdirectivos del banco y el actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, Fernández Ordóñez se ha referido a la precarización del contexto económico a partir de finales de 2011, cuando la "realidad no fue un estrés, fue un hundimiento monstruoso".
A consecuencia de ello, la opinión sobre el banco "cambia radicalmente. Bankia sale a Bolsa, todo va bien, pero los inspectores empiezan a ver algo el 21 de diciembre y me dicen que hay que hacer algo", administración incluida. "Yo le transmito lo que me dijo supervisión: 'el que debe mandar aquí no es el señor Rato, sino Goirigolzarri'", ha indicado.
Fernández Ordóñez ha afirmado que le consta que el expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, no quería dimitir y ni si quiera ceder poder a un consejero delegado. "Que fue forzado en la reunión con el ministro de Economía y otros tres presidentes de bancos -BBVA, Santander y CaixaBank-- es una interpretación mía, porque yo no estaba", ha explicado, añadiendo que "puede que le convencieran".
El exgobernador del Banco de España ha relatado que los problemas de Bankia llegaron de una forma "más lenta y no tan fácil de ver". Cree que, por un lado, tuvo su efecto la "segunda recesión" y, después, todas las "malas inversiones" que había hecho el banco durante años. "Contaba con una gran concentración inmobiliaria, la alegría de la burbuja que aumentó con la recesión y produjo que el valor de todos esos activos cayera", ha asegurado.
Por otro lado, el exgobernador del Banco de España ha señalado al exministro de Economía Luis de Guindos por su posible relación con el anticipo del informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el que se cuestionaba la viabilidad de una gran entidad española. "Un funcionario me dijo que lo pidió el ministro. No puedo ni creerlo, porque ha hecho un daño enorme", ha remarcado, al tiempo que ha recordado que De Guindos lo ha negado en varias ocasiones.
El exgobernador de la autoridad monetaria ha asegurado que normalmente este tipo de informes se dan a conocer cuando ya no existe ningún problema porque si no el mercado se pone nervioso y se precipitan las caídas, como cree que ocurrió con Bankia. En este momento fue cuando el Gobierno intervino la entidad para su nacionalización. "Fue algo muy sorpresivo y desagradable, lo reconozco", ha subrayado, no obstante consideró que lo apropiado era ponerse "a disposición" del Gobierno.