Gafas ahumadas, camisa negra, un taburete, cigarrillos y un vaso de tubo. Unos segundos de silencio y finalmente ese "Saben aquell.." con que el humorista Eugenio comenzaba sus chistes. David Trueba se asoma detrás de "la máscara" del personaje en su nueva película, que se estrena el 1 de noviembre.
El escritor, guionista y director madrileño, ganador de dos premios Goya por "Vivir es fácil con los ojos cerrados" (2013), se ha centrado en los primeros años de la trayectoria artística del humorista catalán, en la década de los 70 y cree que lo que retrata es interesante para sus coetáneos, pero también para los jóvenes de hoy.
"El mundo en que vivimos se rige por las normas del espectáculo", dice a EFE, "con las redes sociales todos vendemos algo de puertas afuera y lo que la película muestra es cómo el establecerte ahí, convertirlo en un personaje inamovible, una máscara, genera muchísimo dolor".
"Por eso hay tantísimas personas ahora establecidas en la frustración, en el vacío, porque están todo el rato sometidas a una turbina de presentarse como perfectos", añade.
A finales de los 80, Eugenio Jofra (David Verdaguer) era un joven joyero a punto de casarse, pero conoció en un autobús a Conchita (Carolina Yuste) y el flechazo fue instantáneo. Ella, una cantante que tocaba en pequeños cafés, le ayudó a vencer su miedo escénico y le enseñó a tocar la guitarra para formar juntos el dúo Els Dos.
Su carrera musical les daba lo justo para alimentar a sus dos hijos. Cuando Conchita debe ausentarse durante dos semanas de Barcelona, el dueño del pub donde actuaban, que había detectado la gracia que hacían los chistes que Eugenio contaba espontáneamente entre canción y canción, sugiere que haga solo eso, contar chistes.
"Es alguien que no se había planteado nunca tener esta profesión, contar chistes", señala Trueba, "y luego su vida personal también era bastante trágica en muchos aspectos, siempre me han gustado mucho los contrastes de tono, pasar de la comedia y del humor a las cosas más intensas y emocionales".
La muerte de Conchita cuando Eugenio tenía 37 años le sumió en un pozo de oscuridad que Jordi Rovira y Xavier Baig expusieron en un documental hace cinco años. Sin embargo la película de Trueba se detiene ahí, en el impacto inicial de la tragedia sin extenderse a la etapa más sombría y sus problemas con las drogas.
"Me parecía que en la construcción de esa máscara llamada Eugenio es donde estaba la clave de todo el personaje y que puede sugerir lo que iba a suceder luego", razona el director, que huye del 'biopic' porque cree que puede "forzar" las leyes de la narrativa.
David Verdaguer fue desde el principio la opción de Trueba para interpretar a Eugenio. El actor catalán, ganador de un Goya por "Verano 1993" (2017) y con experiencia como monologuista, lleva a cabo una transformación asombrosa.
"El mayor reto han sido los chistes, porque realmente es una partitura, me lo aprendí como se aprende Shakespeare, quiero decir que si me olvidaba de una palabra o de un silencio, o la cambiaba de orden, como que no funcionaba", explica el actor.
También sorprende Carolina Yuste, que habla catalán, canta y toca la guitarra. La intérprete extremeña -Goya a la mejor actriz de reparto por "Carmen y Lola" (2018)- subraya que sin Conchita Eugenio no habría sido lo que fue.
"Ella toma mucho partido en todas las decisiones artísticas", sostiene Yuste, y defiende que ponerla en primer plano supone "hablar de todas esas mujeres que han estado ocultas en la historia".
"Saben aquell" es también el retrato de una época, con una España deprimida que empezaba a ver la luz y necesitaba desesperadamente reírse. Los últimos trabajos de Trueba se centran en esa etapa, en concreto sus documentales sobre los Pujol, sobre la Reina Sofía y sobre Felipe González, éste último aún pendiente de estreno.
"Me gusta mucho hablar del mundo contemporáneo, pero de vez en cuando también me gusta retratar los momentos que yo considero fundacionales de lo que somos", apunta.
"Vivimos una época de desamparo, con la sensación de que no estamos construyendo sino destruyendo lo bueno que teníamos, la democracia por la que tanto habíamos luchado se va degradando y ante eso, conviene mirar un poco hacia atrás y entender a esa generación", expone.
En ese sentido Trueba considera crucial "que no ganen los partidarios del retroceso, que no se imponga la cultura de la violencia y de la agresión hacia el futuro", y defiende que "al futuro hay que ir con ilusión y con ganas de que van a venir cosas mejores".