El juicio contra la 'manada' de Manresa encara su recta final. Hoy han declarado varios testigos y los Mossos d'Esquadra que investigaron el caso, quienes han explicado que inicialmente abrieron diligencias por abusos pero después las modificaron al entender que era una agresión sexual.
Los wasaps intervenidos confirman la versión de la víctima
Los wasaps intervenidos en los teléfonos de los acusados y de la menor que denunció una violación múltiple en Manresa (Barcelona) apuntalan la versión de la víctima, que horas después de los hechos escribió a su mejor amiga: "¿Tú crees que si voy bien me lo hago con siete u ocho? Me drogaron".
Suspendido hasta septiembre
Pese a que inicialmente estaba previsto que el juicio acabara hoy, el tribunal lo ha suspendido hasta el próximo mes de septiembre para que declaren los peritos de las pruebas de ADN, por lo que la Fiscalía sigue sin pronunciarse sobre si mantiene la acusación de abusos contra los seis procesados o la eleva a agresión sexual, en el caso de apreciar que la víctima fue intimidada.
Según sostiene inicialmente el ministerio público, los seis acusados violaron, por turnos, a la menor, aprovechando que estaba ebria y apenas se mantenía consciente, durante un "botellón" en una fábrica abandonada de Manresa, en octubre de 2016.
Los wasaps que los Mossos d'Esquadra intervinieron en los teléfonos de la menor y de algunos de los acusados dan sustento a la versión de la víctima, según ha expuesto hoy ante el tribunal el agente de la policía catalana que dirigió la investigación.El policía ha destacado dos mensajes clave que la menor envió a su mejor amiga en las horas posteriores al suceso. En uno de ellos, la chica decía haber sido drogada y en otro advertía: "Como Bryan -el principal acusado- se entere de que digo nombres, me mata".También se le encontraron mensajes relativos a lo sucedido en la fábrica abandonada a Bryan Andrés M., quien, la mañana siguiente de la violación múltiple, escribió una cadena de wasaps a la menor afeándole que hubiera mantenido relaciones sexuales con "todos" los de la fiesta.A este acusado, según los Mossos, también se le intervinieron otros dos mensajes en los que confesaba haber tenido un contacto sexual con la víctima mientras ella "se quejaba" y se jactaba de lo sucedido: "lo pasamos bien, ja ja ja", escribió.En la sesión del juicio de este martes ha declarado también un menor que estuvo con la víctima en el "botellón", horas antes de que ocurriera la violación denunciada, y que ha admitido que mintió en su primera declaración ante los Mossos d'Esquadra porque Bryan Andrés M. le había amenazado de muerte si no decía que estuvo acompañado de su novia en la fiesta.
Amenazas de muerte a testigos
Posteriormente, ha añadido el testigo, el principal acusado ha vuelto a amenazarle de muerte en otras dos ocasiones. Las amenazas también las ha corroborado la tía de la menor, quien ha relatado ante el tribunal que en más de una ocasión ha tenido que salir de su casa "en pijama" para ir en busca de su sobrina, porque la estaban persiguiendo y amenazando por la calle personas del entorno de los procesados. Ante el tribunal, precisamente, ha testificado hoy Saray, la supuesta novia de Bryan Andrés M., quien, tras reconocer que es "amiga íntima" del principal acusado y cercana a los otros, ha negado que la menor fuera violada en el "botellón" y ha mantenido que la chica le dijo que estaba "feliz" cuando ella le preguntó si tenía algún problema.
La testigo, igual que otro amigo de los procesados que también ha negado la violación, ha descartado que durante el "botellón" varios de los acusados jugaran con una pistola, como explicaron la víctima y su amiga en el juicio. No obstante, el mosso d'esquadra que detuvo en su casa a Bryan Andrés M. ha contado que cuando acudieron en su domicilio para detenerlo encontraron una pistola en un cajón que, tras analizarla, comprobaron que era de aire comprimido.Las declaraciones de los testigos que han desfilado ante el tribunal en los últimos días incriminan a tres de los procesados, entre ellos Bryan Andrés M., mientras que a un cuarto lo apuntan las pruebas de ADN, que concluyeron que unos restos biológicos hallados en el pantalón de la víctima eran suyos.