Dos exposiciones en Madrid para aficionados al arte. El Museo Sorolla ha presentado este lunes la exposición 'Sorolla, viajar para pintar. Otra visión de España', que se enmarca dentro de la conmemoración del centenario de la muerte del pintor, en la que exhibe cómo influyó su faceta de viajero en sus cuadros.
Enrique Varela Agüí, director del Museo Sorolla, y por Acacia Sánchez Domínguez, técnico del museo, son los comisarios de esta muestra que permanecerá en el museo del 17 de octubre al 31 de marzo de 2024."Es un pintor que liga su trabajo a sus viajes", apunta Acacia Sánchez, quien redunda en el estilo de vida cosmopolita y aventurero de Sorolla.
Formada por 54 lienzos y 33 notas de color de pequeño formato, la muestra explora la faceta de Sorolla como viajero infatigable que le permitió desarrollar su faceta cronista y embajador de la España de entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, momento en el que recorrió 54 localidades españolas y 17 ciudades extranjeras, entre las que destacan dos giras por Estados Unidos, en total más de 200 viajes.
"Queríamos acercar a Sorolla a lugar que en el que ha desarrollado su creación artística, aunque este sea el proyecto matriz, la visión global", explica Enrique Varela al recordar, que previa a esta exposición "Sorolla viajero" ha estado en su versión reducida en el Palacio San Telmo de San Sebastián o en el Museo del Greco en Toledo.
Viajes en los que pintó paisajes costeros del Mediterráneo y el Cantábrico, pero también imágenes de interior de Castilla, Andalucía o País Vasco), además de panorámicas de ciudades monumentales como Toledo, Ávila o Granada.
Paisajes en los que busca un enfoque alternativo al que pintó en la serie "Visión de España" para la Hispanic Society of America de Nueva York, donde aparecían personajes populares inmersos en sus costumbres, fiestas y tradiciones.
"Aquí propone una visión de silencio y le rendimos tributo como pintor plenarista, al que gustaba pintar al aire libre en contacto directo con la naturaleza", apunta Acacia Sánchez, que resalta el set de pintura con el que se abre la exposición con una imagen de la Alhambra de Granada y con una fotografía del pintor con la misma imagen.
Lienzos en los que Sorolla sigue buscando "incansable hacia la luz", coinciden los comisarios, con estudios de mar y la captación del instante en obras como la serie del "Rompeolas de San Sebastián", que por primera vez se exhibe al completo y que pertenece a los fondos del museo, y donde muestra los cielos encapotados y las tormentas, una serie que le hizo cambiar su paleta a tonos más matizados.
En el punto opuesto, el Mediterráneo y la serie de "Cala San Vicente" en Mallorca.
Como contrapunto el paisaje monumental, que marca el incipiente inicio de los viajes culturales, y natural de la España interior muestra un "silencio evocador".
Por último, su dedicación a los jardines, su refugio, que marcan la quietud de su última etapa, precisamente el lugar de su reposo y donde falleció a causa de un accidente cardiovascular mientras pintaba el jardín de su casa en Cercedilla.
'Del lapicero al buril. El dibujo para grabar en tiempos de Goya', hasta el 14 de enero en el Museo del Prado
Hasta el 14 de enero el Museo del Prado presenta una exposición pionera compuesta por 80 piezas que recorre el proceso entre el dibujo preparatorio y la estampa final o, lo que es lo mismo, una reivindicación "no solo de la belleza, sino de la técnica para llegar a ella".
Así lo ha indicado este lunes Javier Solana, presidente del Patronato de esta pinacoteca, en la presentación de 'Del lapicero al buril. El dibujo para grabar en tiempos de Goya', la primera muestra dedicada exclusivamente a este tema "poco hoyado" en la historia del arte y que ha sido posible gracias al "esfuerzo notable" en los últimos años por adquirir obras que en muchos casos son expuestas por primera vez al público.
De una importancia no siempre calibrada, se trata de planchas de cobre y estampas finales, pero también materiales que intervenían en el grabado, como dibujos muy esquemáticos con apenas las líneas de contorno y otros que, bien porque eran desechados tras su uso o por su fragilidad, son tan raros como calcos en papel transparente o papel de gelatina, cuya existencia casi se desconocía.
"Uno aprende al tiempo que se deleita", ha destacado Miguel Falomir, director del Museo del Prado, ante esta muestra que se centra en el proceso creativo del grabado calcográfico en la España de mediados del siglo XVIII a comienzos del XIX.
Aunque se exhiben obras de varios autores, destacan dos figuras por su trascendencia en este arte: Manuel Salvador Carmona (1734-1820), el artista que mejor dominó la técnica académica del buril en España, y Francisco de Goya (1746-1828), cuya genialidad y particular entendimiento del aguafuerte abrió nuevos caminos.
"Pero Goya no fue un islote, no trabajó al margen de los que se estaba haciendo en España en aquel momento", han destacado los comisarios de la muestra, José Manuel Matilla, jefe de Conservación de Dibujos y Estampas, y Ana Hernández Pugh, responsable del catálogo razonado de los dibujos de Carmona.
De él se exponen retratos y autorretratos que realizó por ejemplo con la técnica francesa "de los tres lápices" (negro, rojo y blanco de clarión), a destacar el que hizo de su esposa, Ana María Mengs.
También están presentes dibujos y contradibujos de la edición de "El Quijote" de la Real Academia Española (1780), uno de los mejores ejemplos del proceso de elaboración de un libro ilustrado en aquella España.