Los medios aéreos y terrestres que trabajan en la extinción del incendio forestal en Venta del Moro, Valencia, centran sus esfuerzos en el flanco izquierdo para evitar que el fuego llegue a la reserva natural de las Hoces del Cabriel. La zona, en la que ya han ardido alrededor de 1.000 hectáreas, está en alerta amarilla por tormentas y fuertes rachas de viento.
El pasado lunes fue estabilizado, pero el viento de poniente y el termómetro por encima de 38 grados, lo han vuelto a avivar y ahora se encuentra fuera de control.
Los bomberos se enfrentan a fuertes vientos, baja humedad, alta temperatura y difícil acceso, ha advertido este martes el secretario autonómico de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, José María Ángel, tras la reunión de coordinación en el Puesto de Mando Avanzado (PMA).
Todo ello "dificultará mucho los trabajos de extinción y pondrá en peligro a los operativos", ha alertado el alto cargo de la Generalitat valenciana, quien ha precisado que en la zona, donde hay catorce medios aéreos trabajando y cerca de 500 personas sobre el terreno hay una masa forestal "muy compleja" porque es adulta, con pinos de grueso calibre y de mucha altura.
"Ojalá este escenario venga acompañado de agua, pero los meteorólogos nos dicen que no", ha indicado Ángel, quien ha insistido en que estamos en el "umbral de que pudiera comenzar a afectar al parque natural de las Hoces del Cabriel y es donde se están concentrando los operativos, para impedir este acceso".
Las llamas han arrasado grandes extensiones de pinar, monte bajo y algunos cultivos de cereales. También han afectado a varias viviendas agrícolas y los esfuerzos se centran también en una explotación porcina, para evitar que las llamas lleguen y no poner en riesgo a los propietarios que quieran acceder con sus camiones. Pero, de momento, no ha sido necesario evacuar ninguna población.
En lo que llevamos de año, se ha quemado un 133% más de terreno que el año pasado por estas fechas, cerca de 70.000 hectáreas. Varias comunidades están en alerta máxima.