En Madrid hay 2.000 farmacias según el Colegio Oficial de Farmacéuticos de la región. En muchas localidades hay varias, pero en otras una o ninguna.
El boticario rural dicen que es una especie en vías de extinción, pero se resisten en esta dinámica de abandono y pérdida de población de los pueblos.
En algunas poblaciones madrileñas hay poco más de 100 habitantes, el médico va al consultorio dos veces por semana pero la farmacia está todos los días.
Los farmacéuticos de estos pequeños municipios son una referencia sanitaria para los vecinos y vecinas. Ellos aseguran que el que la farmacia esté ahí les da "tranquilidad".
La farmacia rural cumple su papel como servicio de salud, es punto de encuentro del vecindario y a veces sus implicaciones van más allá de lo estrictamente sanitario.