El David de Miguel Ángel en delantal de cocina transformado en un souvenir, o reducido a un pene en escayola de colores.
Italia protesta por la falta de sensibilidad de quienes convierten un símbolo de la historia del arte. Otras figuras como Las Meninas, Las Majas, La Venus de Milo o La Gioconda, también han sido objeto de esta moda.
¿Diversión, atentado contra el patrimonio cultural, mal gusto o una falta de respeto?
SOUVENIR TURÍSTICO
Quinientos veinte años después, David pierde la batalla frente al Goliat del turismo, sediento de recuerdos fabricados, posiblemente, a miles de kilómetros de Florencia.
Cecilie Hollberg, directora de la Galería de la Academia de Florencia, dice lamentar la ignorancia y la falta de respeto al transformar la belleza y la pureza en artículos de mal gusto.
La institución florentina ha emprendido una cruzada contra estas fruslerías turísticas que reproducen o alteran con dudoso criterio la famosa escultura.
¿LIBERTAD DE REPRODUCCIÓN?
Según las leyes culturales italianas, los derechos de propiedad de las obras no caducan a los setenta años de la muerte del artista, sino que se ceden de por vida a los centros que las conservan.
Lo que, por otra parte, colisiona tanto con una directiva de la Unión Europea como con la libertad de expresión.
En su cruzada legal, la Galería florentina ya ha ingresado más medio millón de euros. Una batalla sin fin porque fuera de Italia David puede anunciar una pizzería en Glasgow o exhibirse en una colección de figuras de LEGO.
En España, las obras del Museo del Prado están protegidas por la Ley de Propiedad Intelectual y es necesaria la autorización para su uso en campañas publicitarias como esta sobre el cambio climático.
Otra cosa son las interpretaciones artísticas como las famosas esculturas de las Meninas. O la propia tienda de la pinacoteca, con los cuadros convertidos en abanicos, paraguas, posavasos o rompecabezas.
