El papa Francisco llegó este viernes a Bagdad en la primera visita de un pontífice a Irak, donde se acercará a la castigada comunidad cristiana del país, que fue brutalmente perseguida por los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) tras ocupar partes del territorio durante tres años. El Papa confesó a los periodista durante el vuelo que era "su deber" viajar "a esta tierra martirizada".
Tal y como estaba previsto, el vuelo de la compañía Alitalia aterrizó en el aeropuerto de Bagdad sobre las 14.00 hora local (11.00 GMT) para iniciar una visita que durará tres días.
El papa fue recibido al pie de la escalera del avión por el primer ministro, Mustafa al Kazemi, a quien estrechó la mano y dos niños con trajes tradicionales le ofrecieron flores. En una discreta ceremonia de bienvenida, como es tradicional se presentaron las delegaciones de ambos Estados y sonaron los himnos.
En la delegación vaticana que acompaña al papa están el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, también el prefecto de la congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal argentino Leonardo Sandri y el cardenal español Miguel Ángel Ayuso, a la cabeza del Pontifico Consejo para el Dialogo religioso, entre otros.
En un país que ha vivido los últimos 20 años en guerra, Francisco clamó para que finalmente "callen las armas, que se evite su proliferación, aquí y en todas partes. Que cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local". "No más violencia, extremismos, facciones, intolerancias", agregó.
Ante el terror del extremismo islámico que se ha vivido en el país, el papa recordó que "la religión, por su naturaleza, debe estar al servicio de la paz y la fraternidad" y que "el nombre de Dios no puede ser usado para justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión" .
Francisco pudo ver lo que en 2010 causó el terror de Al Qaeda al visitar la catedral de Nuestra Señora de la Salvación de Bagdad, donde murieron asesinadas 57 personas, 48 de ellos cristianos, en un ataque.
Actualmente en Irak la comunidad cristiana no llega a los 300.000 personas cuando en 2013 era de 1,4 millones.
El Papa se ha entrevistado con el presidente iraquí, Barham Saleh en el palacio presidencial, quien reconoció que Oriente no puede imaginarse sin los cristianos y lamentó que esta comunidad religiosa tuviera que migrar por la violencia sectaria en las últimas décadas y la persecución de los yihadistas del grupo Estado Islámico. "Los s cristianos de Oriente Medio, los cristianos de Irak, son los dueños de esta tierra, apoyaron a sus hermanos de distintas sectas para enfrentarse a varios desafíos y tuvieron grandes contribuciones históricas que ayudaron a la construcción de nuestra sociedad", indicó el presidente kurdo.
Además, Saleh quiso agradecer la visita histórica del pontífice argentino, la cual tiene "doble valor" por haberlo hecho durante la pandemia. De hecho, es la primera visita apostólica que realiza el papa Francisco desde el inicio de la pandemia del coronavirus.
En solo tres días, el pontífice irá al sur de Irak, a Ur de los Caldeos, y al norte, a la llanura de Nínive y las ciudades de Mosul y Qaraqosh, destrozadas por el Estado Islámico y donde se concentraba la población cristiana que ha quedado reducida a la mitad, además de a Erbil, la capital del Kurdistán, que dio cobijo a los que huían de los yihadistas.
Durante todos los recorridos que el papa realizará en este periplo de tres días usará un vehículo blindado y cerrado por motivos de seguridad, escoltado por varios vehículos de las fuerzas de seguridad del país y para evitar aglomeraciones a su paso por la curiosidad de querer verlo, una medida tomada sobre todo por la pandemia.
El papa Francisco acude a Irak para homenajear a los cerca de 300.000 cristianos que quedan en el país, frente a los aproximadamente 1.500.000 que había en 2003, época en la que se exacerbó la violencia sectaria.