Hoy conocemos la historia de Julio y la de su empresa familiar de autocares al borde de la ruina. Como él 300.000 autónomos temen echar el cierre. El drama económico de la pandemia crece.
Miles de conductores y empresarios de autobús protestaban este martes en Madrid, frente al Ministerio de Transportes, por la situación de desprotección en la que se encuentran desde el inicio de la pandemia de coronavirus. Suman pérdidas que el sector cifra en más de 500.000 euros por empresa.
Las deudas se acumulan y no cuentan con ayudas. Julio, uno de ellos, no podía contener las lágrimas. Su empresa está al borde de la quiebra.
Regenta junto a sus otros hermanos, su cuñado y su hija, una pequeña empresa familiar de transporte, dedicada a realizar rutas escolares y desplazamientos discrecionales.
La empresa la creó su padre hace 40 años y ellos intentan sacar adelante en mitad de una pandemia que ha reducido en un 80% sus ingresos.
No reciben ayudas. Asegura que las cuentas no salen, y que los ingresos no sirven para cubrir, siquiera, los gastos de leasing de sus vehículos.
Se sienten olvidados por la Administración y denuncia que tiene que pagar casi 5.000 euros de Impuesto de Actividades Económicas y eso sin contar los impuestos de circulación o los ERTEs.
Como él 300.000 autónomos creen que tendrán que cerrar y un millón de ellos apenas ha facturado una quinta parte que el año pasado.