Cinco de cada diez españoles mira siempre la etiqueta de los alimentos antes de comprarlos para analizar su composición. Sin embargo la nomenclatura y la letra demasiado pequeña, denuncia la Organización de Consumidores (OCU), dificulta que puedan leer el etiquetado con atención.
Desde 2011 en la Unión Europea es obligatorio que cualquier producto tenga un etiquetado que informe de la composición e ingredientes, los valores nutricionales, la fecha de envasado, caducidad o consumo preferente, el número de lote, el peso del contenido seco y escurrido y otros datos que identifiquen al productor, fabricante y/o importador.
La OCU denuncia que los etiquetados son, a veces, difíciles de ver y de entender. La información se condensa en un espacio muy pequeño con caracteres de un tamaño a veces ilegible.
Según un estudio, un 40% de los españoles afirma que las propiedades nutricionales deciden sus compras. Ese mismo informe revela que son las mujeres las que mayoritariamente se fijan más en las etiquetas.