Pistola en mano y al grito de "quieto todo el mundo". El 23 de febrero de 1981 el entonces teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, entraba en el Congreso de los Diputados al frente de 200 guardias civiles en un intento del Golpe de Estado. Este martes se cumplen 40 años. Hoy, las cámaras de Telemadrid le han captado en su retiro malagueño de Torre del Mar. Fue condenado a 30 años de cárcel por rebelión militar.
Pero si hay una imagen grabada en la retina de los españoles es la suya ese 23 de febrero, rodeado aún hoy para muchos de misterio y que ha dado lugar a teorías sobre su origen de todo tipo, algunas conspirativas. Y a ello ha contribuido que no toda la documentación, por ejemplo la del juicio militar, se ha hecho pública.
En esa intentona golpistas culminaban meses de maniobras y años de malestar militar propiciado por varios detonantes. Ante la inestabilidad se buscó quitar de la presidencia a Adolfo Suárez.
Políticos, empresarios y periodistas influyentes apostaron por una moción de censura que situaría al general Armada al frente de un gobierno de concentración. Suárez se dio cuenta y dimitió, dando al traste con esta operación.
Entonces, Armada contactó con Tejero el 21-F para reconducir su entrada en el Congreso y poder presentarse después como la mejor solución, pero así quedó implicado en el golpe militar. Esto es lo que ha generado tantos interrogantes en torno a quienes estaban detrás.
Enigmas que incluso permiten a algunos cuestionar el papel de Don Juan Carlos. De momento, la ley de secretos oficiales impide saber toda la verdad sobre como se llegó al 23 F