Tienen casi medio siglo de vida y por ellos los vecinos de distrito de Latina, en especial los de Campamento superan a pie la herida urbana que supone la A-5.
Son los pasos subterráneos que, aunque se ha mejorado su mantenimiento e iluminación, siguen siendo refugio para indigentes y generan el temor entre los vecinos a la hora de utilizarlos por la noche.
Sin pasos de cebra, ni semáforos, de momento, es la única forma que tienen de atravesar la A-5.
Todos esperan que el soterramiento de la A-5 suponga el fin de estos túneles peatonales subterráneos.
Los vecinos dicen que muchos no se atreven ya a utilizarlos por la inseguridad, la suciedad y la escasa iluminación.
Aunque desde el Ayuntamiento de Madrid se asegura que se realiza un seguimiento constante , vigilando que no haya problemas estructurales, y que también se eliminan los grafittis, aunque a veces vuelven a aparecer a las pocas horas.
Los pasos subterráneos de la A-5 fueron construidos en 1975.