Los contagios de coronavirus siguen creciendo en Cataluña, donde los fallecidos son ya más de 2.000. Las UCI están colapsadas y la Generalitat arremete contra el Gobierno de Pedro Sánchez porque dice que no llega la ayuda.
La incertidumbre afecta tanto a los ciudadanos como al sector farmacéutico, que no sólo no puede atender la alta demanda de un producto necesario en cualquier botiquín, sino que además debe enfrentarse a un floreciente mercado especulativo que pone tanto en riesgo su negocio como la salud y el bolsillo de sus clientes.
El tema ha provocado que incluso el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona haya remitido una carta a sus asociados con el mensaje “Llamada para preservar la ética profesional”.
En la misiva se reconoce que se han denunciado a la dirección general de Consumo “la venta al público de productos sanitarios a precios desorbitantes por parte de oficinas de farmacia”, fundamentalmente mascarillas y guantes.