El pueblo valenciano de Oliva, la localidad que vio nacer al poeta Francisco Brines, comienza a despedirse del autor, fallecido este jueves a los 89 años. Los vecinos viven, este viernes, una jornada "de gran tristeza" y coinciden en destacar "el increíble legado" cultural y personal que deja. "Se ha ido pero está con nosotros", aseguran.
Francisco Brines era hijo predilecto de Oliva y como tal será homenajeado este sábado, cuando su capilla ardiente se instalará en el Ayuntamiento de la ciudad para que todos los que lo deseen puedan darle el último adiós. Un día después, el domingo, el Palau de la Generalitat acogerá una segunda capilla ardiente en Valencia, donde será enterrado.
El Gobierno valenciano ha declarado tres días de luto oficial en la Comunitat Valenciana por su fallecimiento.
Brines recibió el pasado 12 de julio en su casa de la finca de Elca, en Oliva, el Premio Cervantes 2020 de manos de Sus Majestades los Reyes, Don Felipe y Doña Letizia. El jurado del galardón destacó de él "su obra poética que va de lo carnal y lo puramente humano a lo metafísico, lo espiritual, hacia una aspiración de belleza e inmortalidad".
El poeta es considerado como uno de los escritores más personales de la lírica intimista en la conocida 'generación del 50'. Publicó su primer poemario, 'Las Brasas', en el año 1959, con el que recibió el Premio Adonais, y en 1966 ganó el premio Nacional de la Crítica por su obra 'Palabras en la oscuridad'. Además, en 1987 recibió el premio nacional de Literatura por 'El Otoño de las rosas', uno de sus libros más conocidos, y en 1995 'La última costa'.
Influido por Juan Ramón Jiménez y Luis Cernuda, Brines ingresó en el año 200 en la Real Academia de la Lengua para ocupar el sillón 'x', en sustitución del dramaturgo Antonio Buero Vallejo. Además, en 1999 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas por el conjunto de su obra, y en 2010 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.