El caso de María José Carrasco ha tocado muy de cerca a otra familia madrileña. Gerardo García sufre esclerosis desde hace 37 años. Su mujer, Lola, dice que le ayudaría a morir sin importarle las consecuencias, que sería un acto de amor, no de compasión.
Gerardo reconoce que ha pensado en su "último día" y que lo ha hablado con Lola, pero no tiene prisa. Pide poder decidir. Cree que se debería despenalizar la eutanasia y entiende el caso de María José y Ángel.
El quiere poder decidir sobre su muerte y que le ayuden a morir llegado el día, pero también a vivir.