Además de los retrasos y las cancelaciones, otro de los problemas a los que se enfrentan en verano muchos pasajeros es el de la pérdida de equipaje. Se calcula que se pierden unas seis maletas por cada 1.000 pasajeros. El problema llega cuando lo que se extravía no son los efectos personales, sino una mascota.
Es lo que le ha ocurrido a Aída. Se pasó más de 24 horas de angustia sin saber nada de su perrita Tanki, embarcada en un vuelo de Frankfurt a Madrid con la compañía Lufthansa.
Al llegar a Madrid, su mascota, embarcada en el vuelo en un transportín especial por el que tuvo que pagar a la compañía más de 200 euros, no llegó en el avión. Nadie le dada explicaciones de lo sucedido, hasta que un día después, carente de cualquier información, apareció en otro vuelo.
Dice que la ansiedad que sufrió Tanki, sólo, sin alimento y agua, le ha convertido en un perro miedoso y asustado, Aída ha reclamado a la compañía por daños económicos y morales.