La guerra en Ucrania ha provocado una crisis económica y de precios en todo el mundo, impactando en el día a día de los consumidores.
En un año complicado se ha disparado la inflación, encareciendo el precio de la cesta de la compra y aumentando la factura energética de los hogares.
En tan solo un año la compra de alimentos y productos básicos se ha encarecido un 15%. Leche, aceite, huevos o pan se han disparado por efecto de una inflación que en verano era de dos dígitos.
La guerra ha disparado el precio de los combustibles y de la electricidad por nuestra dependencia energética de Rusia y de otros países.
Muchos consumidores han hecho el viaje del mercado libre a la tarifa regulada en gas y el inverso en el eléctrico, buscando reducir las facturas. El Megavatio hora se ha encarecido más de un 55% en los últimos doce meses.