El resultado del domingo pone en dificultades al gobierno andaluz. Vox exige a Pablo Casado que rectifique sus afirmaciones en los que calificaba de partido de extrema derecha.
Si no lo hace los de Santiago Abascal ni siquiera se sentarán a negociar los presupuestos andaluces. El PP andaluz ha hecho muchos esfuerzo para calificar a Vox.
La amenaza "no es una rabieta", según Vox, y tampoco es baladí, ya que el apoyo de sus doce diputados se antoja imprescindible para que PP y Ciudadanos puedan sacar adelante las cuentas, a tenor del rechazo que se espera por parte del PSOE y Adelante Andalucía.