Al menos 50.000 niños en edad escolar sufren autismo en España
REDACCIÓN/EP
En el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo muchos colegios de Madrid han organizado sus actividades. Ponerse en su piel, así es más fácil entender otras realidades. Uno de los centros ha sido Claret, en el barrio Prosperidad, donde han enseñado a todos los alumnos a que empaticen y entiendan mejor a sus compañeros con autismo con el objetivo de poder integrarlos.
Unos 50.000 niños en edad escolar sufren autismo en España y afecta principalmente a la comunicación. Son sensibles al ruido, perciben los sonidos y sabores de manera distinta. Practicando y preguntando, los alumnos aprenden también cómo pueden comunicarse con los que no pueden hablar.
Fátima Souviron, profesora de infantil, reconoce que gracias a que tienen alumnos que padecen autismo, los escolares aprenden a respetar, querer, admirar y ayudarles cuando lo necesiten”. Sobre todo aprenden desde la escuela que las personas con autismo no viven en su mundo, viven cada día en el nuestro.
La importancia de diagnosticar eficazmente el autismo
El psicólogo, psicopedagogo y especialista en educación infantil, Jorge López Pérez Vallejo, ha destacado la importancia de diagnosticar eficazmente el autismo para realizar un tratamiento personalizado y adaptado con el fin de conseguir mejoras en el pronóstico de ciertos síntomas.
En 2017, la Organización Mundial de la Salud estimaba que 1 de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista, aunque el experto ha avisado de que "nunca" se ha tenido un número exacto por los "grandes vacíos" que existen alrededor de este tipo de trastornos en cuanto a investigación.
"Para evitar diagnósticos erróneos, la evaluación del niño o de la niña debe ser integral, realizada por un equipo multidisciplinar y especializado; y en cuanto a lo sistémico es importante incluir a la familia y tomar en cuenta síntomas fuera del ambiente académico y escolar", ha dicho el doctor.
La falta de conocimiento sobre este tipo de trastornos puede llevar a conclusiones precoces que "no son verdad". Por ejemplo, el autismo a menudo se confunde con trastornos obsesivos-compulsivos, muy habituales en niños, que se diferencian en que este tipo de trastornos se incluyen entre las neurosis y, por tanto, se pueden curar del todo. "Recientemente ha llegado a la consulta un caso de un niño diagnosticado con autismo cuando en realidad su comportamiento estaba ligado a unas altas capacidades intelectuales”, ha comentado Vallejo.
Con un diagnóstico erróneo, los niños pequeños pueden llegar a sufrir otros tipos de enfermedades causadas por tratamientos innecesarios, incluyendo en ocasiones el uso de medicación. Síntomas como la dificultad a la hora de comunicarse, el bloqueo social, o los movimientos rítmicos y repetitivos pueden mejorar de manera considerable en muchos casos.