La pandemia del coronavirus ha disparado la venta de banderas de España. Se están vendiendo el doble que hace un año.
Más allá del sentimiento nacional, la rojigualda que muchos españoles han colgado en ventanas y balcones se ha convertido en un símbolo de compromiso y apoyo en estos meses tan duros.
Begoña cose rodeada de doce metros de tela de la bandera de España. Es sólo uno, de los miles de encargos que tienen en esta fábrica de Paracuellos del Jarama donde se trabaja sin descanso.
Hacía tiempo que las máquinas no imprimían tanto color rojigualda.
Desde que comenzó la pandemia se han disparado las ventas de banderas. Joan Manuel Adrián Montiel, director de Imazu Publicidad, calcula que entre un 120 y un 200% y tiene que remontarse al Mundial de fútbol que ganó España o al 'procés' soberanista catalán para encontrar algo parecido.
Las banderas más solicitadas son las de grandes dimensiones encargadas por Ayuntamientos y organismos oficiales y las llamadas "de balcón".
Natividad Arroyo, responsable de acabados de Imazu, reconoce que mucha gente se ha quitado la etiqueta y se reconoce en un símbolo que nos une a todos y refuerza nuestra fortaleza frente a la adversidad.