Se agudiza la crisis de suministros a nivel global. El desabastecimiento lo están notando ya las empresas y también lo podemos percibir en nuestro día a día. Escasea ya el aditivo que utilizan muchos vehículos diésel que nos traen los paquetes o usan algunos particulares.
Las empresas de comercio electrónico se empiezan a quedar además sin cartón para envolver esos paquetes. Pero el desabastecimiento llega a artículos tan cotidianos como las cortinas de baño, inodoros o las videoconsolas.
Javier lleva 22 años al frente de una tienda de videojuegos y dice que nunca había vivido esta situación. No ha recibido ni una sola consola. Ni puede venderlas, ni puede arreglarlas porque tampoco le llegan componentes electrónicos.
Las grandes superficies advierten de que se están quedando sin artículos como estos y empiezan a racionar estos productos. El Corte Inglés han empezado a limitar la venta de consolas, Amazon ha incrementado en un 50% sus puertos para garantizar su distribución.
Los consumidores chinos han comenzado a acaparar productos básicos, después de que el ministro de Comercio advirtiera de que lo hicieran así para poder autoabastecerse en caso de emergencia. Este comentario ha vaciado de arroz y harina los supermercados y ha disparado los precios. El ministerio de Agricultura ha salido al paso para asegurar que por ahora no hay peligro en el suministro.