Josu Ternera se atribuía esta semana la participación en 1976 en un asesinato de ETA del que no se sabía su implicación. Un delito que ya ha preescrito.
Estas palabras ponen sobre la mesa los cientos de asesinatos de la banda terrorista que no se han resuelto y que Bildu se niega a ayudar a esclarecer. El reconocimiento por parte de Urrutikoetxea de su participación en un asesinato en 1976, ha puesto sobre la mesa los muchos atentados de ETA de autoría desconocida.
Muchos de ellos se produjeron hace muchos años, lo que dificulta su esclarecimiento. Pero no todos.
El empresario Patxi Arratibel fue asesinado de un tiro en la nuca en Tolosa en febrero de 1997. En diciembre de ese año, el concejal popular en Rentería, José Luis Caso, recibió un disparo a bocajarro.
El conductor de la EMT, Jesús Sánchez, murió alcanzado por la explosión de un coche-bomba en Madrid en noviembre de 2000.
En marzo de 2001, a Froilán Elespe, concejal socialista en Lasarte le dispararon dos tiros por la espalda. Juan Carlos Beiro, guardia civil, murió en la explosión de una bomba-trampa en septiembre de 2002.
Los policías Julián Embid y Bonifacio Martín murieron en Sangüesa en mayo de 2003 cuando estalló una bomba-lapa en su vehículo.
Y los guardias civiles Carlos Sáenz y Diego Salvá fallecieron en una explosión en Palma de Mallorca en julio de 2009. No se conoce a ninguno de los autores de estos atentados.
Bildu-Sortu, donde hay varios exdirigentes de ETA, podría aportar alguna luz. No están por la labor. Sin ir más lejos, el domingo pasado, Otegi aplaudió el homenaje de un remero a un miembro de ETA, tras ganar una regata en San Sebastián.