El mítico tablao flamenco Villa Rosa vuelve a abrir sus puertas. La encargada de otro de los más conocidos, el Cardamomo, resucita un local que tiene más de un siglo.
Ha estado cerrado un año por la pandemia y vuelve reinventado: en él habrá desde espectáculos de cante jondo hasta becas para que los más pequeños aprendan flamenco.
El mundo del flamenco está de enhorabuena porque el mítico tablao Villa Rosa, el más antiguo del mundo, abre de nuevo sus puertas para iniciar una nueva etapa que pretende llevar a lo más alto la difusión del flamenco, de la mano de un embajador de excepción, el bailaor Antonio Canales.
El maestro Canales, Premio Nacional de Danza y Medalla de Oro de las Bellas Artes, es una de las estrellas que han pisado el escenario de Villa Rosa, uno de tantos amantes del flamenco que desean con todas sus fuerzas que el tablao recobre su máximo esplendor. La nueva propietaria del Villa Rosa es la empresaria Ivana Portolés, dueña del tablao Cardamomo, una de las salas de flamenco más importantes de Madrid. Su vocación y amor por el arte flamenco y su devoción por este simbólico espacio, que llegó a ser conocido como la “catedral del flamenco” y por el que pasaron las figuras más grandes de este género, han sido claves para querer recuperarlo. Ivana decidió hacerse cargo del tablao cuando vio que peligraba su auténtica esencia, evitando así que la sala se convirtiera en cualquier negocio alejado de su historia.
El público que visite el nuevo Villa Rosa podrá disfrutar de una programación variada y de calidad todos los días, con espectáculos flamencos de artistas de reconocido prestigio, dentro de uno de los lugares más icónicos y singulares de Madrid, rodeado de magníficas obras que se encuentran dentro y fuera del propio tablao. Inaugurado en 1911, el histórico Villa Rosa es fácilmente reconocible en la Plaza Santa Ana de Madrid ya que preserva su fachada original de azulejos pintados con paisajes muy coloristas y su singular decoración interior de estilo arábigo andaluz.
En muy poco tiempo comenzó a ser un lugar de referencia para los amantes del arte flamenco, donde aficionados de alto nivel económico, políticos, aristócratas y el mundo artístico en general se reunían, alternaban con los mejores cantaores, guitarristas y bailaores, y se deleitaban con su arte"