España y Marruecos preparan la cumbre bilateral de alto nivel de esta semana, en pleno choque con el Parlamento Europeo. Bruselas estudia suspender todo encuentro diplomático con el país alauí por su implicación en la red de corrupción y sobornos a parlamentarios europeos
Marruecos es una prioridad para la política exterior española. Las relaciones entre ambos países se caracterizan por su complejidad y frecuentes vaivenes. La próxima semana se celebrará en Rabat una reunión de alto nivel. Doce ministros españoles, incluyendo a las vicepresidentas primera y tercera del Gobierno, Nadia Calviño y Teresa Ribera, acudirán a la reunión. La cooperación entre las empresas españolas y marroquíes y la transición energética centrarán dicha cita.
Inicialmente prevista para diciembre de 2020, Marruecos la suspendió abriendo una crisis diplomática que se agravó cuando en abril de 2021 el líder del Frente Polisario, Brahim Gali, ingresó en un hospital español. Marruecos respondió abriendo la frontera a más de 5.000 marroquíes.
En marzo de 2022, en un giro sorprendente en la política tradicional de España respecto al Sáhara, Pedro Sánchez reconoce la soberanía de Marruecos sobre la antigua colonia española. Una decisión muy criticada que el Gobierno no explica. Y dos semanas antes del inicio de la cumbre, el Parlamento Europeo condena la implicación de Marruecos en la trama de corrupción del Quatergate, y anula misiones al país. Sorprendentemente, los 17 eurodiputados del PSOE votan en contra de la resolución, aprobada por el bloque socialdemócrata, y alineándose así con una docena de eurodiputados de ultraderecha. La explicación del eurodiputado socialista López Aguilar sorprende a todo el mundo al aludir a "la necesidad, dice literalmente, de tragar sapos en las relaciones con un vecino inexorable”.