A dos meses de San Isidro, las ganaderías de toro bravo de Madrid preparan su puesta a punto. Es el caso de la de Cerro Longo.
Está en Colmenar Viejo y es una de las 10 ganaderías que quedan en una localidad, con una arraigada tradición taurina.
La ganadería Cerro Longo trabaja con paciencia. Cuatro generaciones de una misma familia que comparten pasión por el toro. Es un sector muy sacrificado que ha sobrevivido en pandemia "gracias al apoyo de la Comunidad de Madrid".
Su papel es clave para la selección del animal, del toro de lidia, por un lado morfológica y a nivel de comportamiento. Es lo que marca la personalidad, el sello de cada ganadería, a través de la genética. Cada encaste marca un comportamiento y una morfología. Y los hace únicos.
Una ganadería netamente madrileña y una fiesta que se mantiene fuerte con la afición en las ferias de los pueblos y eventos como San Isidro o la Copa Chenel.
Nobleza, bravura, estirpe y fiereza que marca la personalidad de esta ganadería madrileña.