La final de la Champions dejará ingresos de 50 millones y 100.000 visitantes. Pero el partido celebrado en el Wanda Metropolitano no es plato de buen gusto para todos. Algunos propietarios de bares han decidido echar el cierre ante la posibilidad de que los hinchas de ambos equipos hagan destrozos en sus locales.
Los vecinos, sobre todo de las ‘fan zones’, tampoco están muy contentos con los visitantes. Algunos han optado por abrir sus locales hasta media mañana, pero lo tienen claro. Y aunque ahora empieza la temporada fuerte, prefieren dejar sus negocios encajonados entre vallas, porque conocen los peligros.
Además del riesgo, en los alrededores del estadio, tener sitio para aparcar se ha convertido en toda una odisea.