Lori Meyers echó a andar hace veinte años, cuando cuatro amigos de Loja decidieron emular a los grupos que se colaban en el salón a través del cable comunitario.
Hoy, con seis álbumes publicados y centenares de conciertos en su haber, son el grupo español más popular de su generación y han conseguido instalar un buen puñado de sus canciones en nuestra memoria colectiva.
Veinte años de Lori Meyers, un ciclo que termina esta noche. Un repaso con sorpresa, donde no faltarán los grandes éxitos.
13.000 personas en el Wizink, donde sin duda alguna esta noche brillará el sol.
Ese principio fue más fácil, hasta que "entre 2003 y 2004 llegó el momento de tirarse a la piscina", abandonar los trabajos paralelos y sacar a la calle "Viaje de estudios" (2004), al que siguieron "Hostal Pimodán" (2005) y "Cronolánea" (2008).
Después, con "Cuando el destino nos alcance" (2010), hicieron saltar las alarmas de una parte de crítica y público por la inclusión de sintetizadores de la mano del productor Sebastian Krys. "¡Pues ahora todos los grupos indies tienen su sintetizador!", exclaman, reivindicando aquel trabajo que abrió muchas mentes.
"Hoy se han perdido muchos prejuicios que se tenían entonces. Nosotros fuimos ejemplo con ese disco, porque la crítica se volvió loca, pero 'Mi realidad' y después 'Emborracharme', que también es de Sebastian Krys, son hoy dos de los temas más populares de Lori Meyers", ratifican.
Su último y esperado álbum, "En la espiral" (2017), que llegó cuatro años después de "Impronta" (2013), también fue un golpe en la mesa... o a ellos mismos, "para no relajarse".