Una de las formas más solidarias de pasar el verano es hacerlo como misionero. Quince jóvenes de Tres Cantos parten rumbo a Centroamérica para trabajar codo con codo con un misionero madrileño.
El objetivo: ayudar
Miriam y Lourdes se van este verano a Costa Rica, pero no para hacer turismo: el padre Pablo las espera en la selva. En la zona más pobre del país centroamericano está la misión del religioso madrileño.
Quince jóvenes de Tres Cantos pasarán allí tres semanas. Para Lourdes, es su primera experiencia como misionera. "Siempre lo he querido hacer. La motivación primera de ser misionera es poder ayudar a la gente", dice.
Miriam, por su parte, ya ha estado en tres misiones anteriores, por eso no duda en volver a hacerlo. "Me da mucha alegría, disfruto mucho, y muchas veces ese ha sido el mejor momento del año".
Un viaje de entrega y sacrificio pero que también ofrece mucho. Un viaje, además, que desafía a la pandemia. "Siempre vas a poder poner una excusa, si no es la pandemia, es otra", dice una de las voluntarias misioneras.
Ambas están convencidas de que volverán del viaje con mucho más de lo que llevan.