La música está presente en este espectáculo, una suerte de 'rave' con personajes que se entremezclan con el público, y donde el escenario es toda la sala, no solamente la cuarta pared al uso.
Un DJ propone la música, electrónica y algo más. Y una serie de actores se camuflan e interactúan en esta sesión inmersiva que pretende, según los protagonistas, tocar las fibras del cuerpo.
No es por ánimo de destripar cómo acaba el espectáculo, pero el título parece indicar algo.
La última fiesta de la historia dura hora y media.