Los trabajadores de Motor Gómez ya no aguantan más. El grupo de empresas dedicadas a la venta y postventa de vehículos en Collado Villalba y otros municipios de la zona oeste de Madrid no paga sus sueldos desde hace cinco meses. En total se les adeuda las cinco últimas nóminas y dos pagas extra.
Cuentan los empleados que están desesperados. Álvaro, por ejemplo, afirma a Telemadrid que ha tenido que dejar de pagar su hipoteca y que el día a día es posible gracias a la ayuda de sus padres. Él tiene "suerte", dice, porque no tiene hijos. Hay compañeros suyos que han tenido que dejar de pagar algunos gastos de los colegios y dependen de familiares para seguir adelante.
En busca de un comprador para la compañía
La dirección de la empresa intenta vender la compañía. Ya ha habido varios intentos frustrados. Para los trabajadores sería la mejor solución, porque con ello, esperan, se mantendrían los puestos de trabajo. Por el momento ya hay varios concesionarios cerrados y el empresario ha trasladado a gran parte de los empleados al que queda abierto en Collado Villalba.
Tienen que seguir yendo a trabajar. Una baja voluntaria, como nos explica Sergio Mata, secretario general de la Federación de Industria de UGT en la comarca oeste de Madrid, les haría perder sus derechos, la indemnización y la prestación por desempleo. Aunque, pese a ello, 20 empleados han decidido renunciar a esto y marchar.
Una difícil situación perjudicial para la salud
La situación hace mella en la salud de esta plantilla. Laura, otra trabajadora, nos cuenta que entre sus compañeros se ha incrementado el número de bajas por problemas como la ansiedad o la depresión. Nos dice, además, que para ella ha sido duro explicar la situación a sus hijos. Deben mirar cada gasto en casa, por pequeño que sea, porque, les cuenta, "mamá no está cobrando".
Desesperación en algunos hogares en los que los dos miembros de la pareja son trabajadores de Motor Gómez. Padres divorciados que no pasan la pensión de sus hijos y podrían tener problemas por ello. O Pedro, reciente padre de dos bebés, que hace malabarismos con el sueldo de su pareja para que no falte nada a sus pequeños.
Estos trabajadores piden lo suyo, la remuneración justa a su trabajo y lo hacen con calma. Menos amables han sido algunos proveedores de la empresa que, cansados de que tampoco se les pague por sus servicios, han tirado estas últimas semanas huevos a las fachadas de los concesionarios y han realizado pintadas, aireando a los vecinos del municipio el problema.