Vendía productos gallegos por las ferias y con el confinamiento se quedó sin trabajo. Un empleado y algunos feriantes les ofrecieron sus ahorros para ser socios. En pocos meses ha pasado de la ruina a tener un negocio de éxito.
Tiene ya una cadena de panaderías, 'El forno de Lugo' con siete tiendas montadas en la Comunidad de Madrid.
Algunas de ellas, junto a otros feriantes como Diana. Vendía, con su marido, garrapiñadas. Tenían amistad con Héctor y no dudaron en invertir en su proyecto.
Pan gallego, empanadas, licores, quesos. Se cargan en camiones a las 2 de la madrugada y a las 6 están ya en Madrid. Un trabajo duro que da empleo, sólo en Madrid, a 37 personas.