En calles de Madrid, como Ponzano, donde reinan las terrazas, los vecinos se quejan del ruido nocturno. Ahora, tras la ampliación del horario nocturno para la hostelería, algunos vecinos echan manos a sonómetros para medir los decibelios. Dicen que con las terrazas el ruido no para ni de noche ni de día y que con la llegada del calor, abrir una ventana es inviable.
Una situación que se une a la misión imposible de aparcar porque las terrazas ocupan las zonas SER. En declaraciones a Telemadrid, un vecino describe la situación: "la solidaridad mostrada con los hosteleros durante la pandemia, se nos ha vuelto en contra." "No hablan, gritan, cantan", denuncia otra vecina.
Algunos clientes de la zona, lo entienden y abogan por llegar a un acuerdo. No obstante, el ruido con el horario ampliado hasta la una de la madrugada ha regresado con fuerza a las calles de Madrid. Los hosteleros incluso confían en que vaya ampliándose los horarios las próximas semanas.