Aquí residieron ilustres personajes de la talla de Severo Ochoa, Pablo Neruda o Francisco Grande Covián
REDACCIÓN
La Casa de las Flores es uno de los pocos edificios con nombre propio en Madrid, y por una buena razón: su historia.
Cuando en 1931 los nuevos inquilinos de este flamante bloque de viviendas estrenaron sus casas, no sabían que acabarían convirtiéndose en el tema de conversación del barrio.
Ningún otro edificio en la capital era comparable. Los arcos y soportales en sus fachadas; las enormes terrazas de sus esquinas, repletas de coloridas flores; el jardín central al que solo podían acceder los propietarios… Era un nuevo concepto de comodidad y modernidad nunca visto en una ciudad que crecía imparable.
En la esquina entre las calles Rodríguez San Pedro e Hilarión Eslava residieron ilustres personajes de la talla de Severo Ochoa, Pablo Neruda o Francisco Grande Covián. La Casa de las Flores es ahora un símbolo de Madrid que sobrevivió a los duros embates de la Guerra Civil, y fue declarado Monumento Nacional en 1981. Tenemos la suerte de conocerla de la mano de Carmen Espegel, una experta arquitecta y la propietaria de uno de los pisos de las flores que dieron nombre a este icono.