Patrick Nogueira -el descuartizador de Pioz- y sus amigos Marvin, Lincoln, Rafa, Ester, Sofía y Nanda formaban ‘el club del crimen’. Un grupo de jóvenes que se arropaban entre sí, pasara lo que pasara. Jugaban juntos a videojuegos y estaban acostumbrados a imágenes de extrema violencia. El club comenzó a desmoronarse conforme aparecían las noticias sobre el cuádruple asesinato de Pioz (Guadalajara).
Patrick, el líder del grupo, utilizaba en las conversaciones con ellos los apodos de Marcelo, Francismar y Humberto, según a quién se dirigiera. Para comunicarse empleaban principalmente la aplicación Snapchat, porque borra automáticamente los mensajes. Solían reunirse en la pizzería ‘Marbeli’, en João Pessoa (Brasil). Allí bebían hasta perder el control e incluso se peleaban entre sí. Una época de desenfreno y alcohol, hasta que todo saltó por los aires.
El día del crimen, Patrick envió selfis con los cadáveres a su amigo Marvin, y este los guardó en su móvil sin decir nada. No era la primera vez que compartían este tipo de imágenes. Días después, a Lincoln se le estropeó el teléfono y le pidió el suyo a Marvin. Este le dejó su iPhone5 sin pararse a pensar en lo que había dentro. Enseguida Lincoln descubrió las imágenes en el móvil, pero no denunció, sino que las compartió con el resto de la pandilla. Finalmente, las imágenes llegaron a una chica que no pudo callarse.